domingo, 23 de junio de 2013


POLÍTICA EXTERIOR DE VENEZUELA

Características generales de la política exterior de Venezuela desde 1958 hasta la actualidad


   El desenvolvimiento de Venezuela en la escena internacional ha estado fuertemente determinado por la condición de ser una nación productora de Petróleo; la necesidad de obtener beneficios económicos con la actividad petrolera ha llevado a Venezuela a participar en organismos como la OPEP, así como a establecer relaciones económicas especiales con algunos países.

  Durante todo el período democrático Venezuela ha hecho vida activa dentro de diversos organismos internacionales, como la ONU, OEA, Grupo Andino, SELA, CEPAL, entre otros. En todos ellos Venezuela ha promovido siempre la defensa de los valores democráticos y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.

   La integración latinoamericana ha constituido uno de los objetivos centrales de la política exterior venezolana; de hecho, tanto en la Constitución de 1961 como en la de 1999, se contempla dicha integración como un objetivo prioritario del Estado venezolano.

  La relación de Venezuela con los Estados Unidos ha sido una de las preocupaciones fundamentales en la política exterior desde el Gobierno de Betancourt y hasta el día de hoy. Este país es el primer socio comercial de Venezuela, punto de origen de casi todas las importaciones y principal destino de los productos comerciales venezolanos.

  En todo momento Venezuela ha mantenido una postura pacífica ante la comunidad internacional, sin verse envuelta nunca en conflictos armados internacionales.

  Venezuela ha ratificado la inmensa mayoría de los tratados y convenios internacionales en materia ambiental, de desarme y no proliferación de armas, de ayuda y cooperación económica, así como en materia de derechos humanos y respeto a la propiedad.





 La evolución de la política exterior venezolana desde 1958 al 2004


La política exterior de los Gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni (1959-1969).


   La política exterior venezolana se orientó a mantener relaciones de mutuo respeto con la mayor parte de los países del mundo, así como asegurar la colaboración del país en todos los esfuerzos para consolidar la paz y la democracia en el mundo y a participar vivamente en todos los proyectos encauzados a la defensa de los derechos humanos.


  Se implementó la llamada Doctrina Betancourt (1960) que implicaba el reconocimiento por parte de Venezuela sólo a regímenes legitimados por elecciones democráticas causando ruptura de relaciones diplomáticas con un gran número de países, llevando a un relativo aislamiento de Venezuela en el contexto de su política exterior.

   Venezuela participa en la fundación de la OPEP, (1960).

   Durante el Gobierno de Raúl Leoni (1964-1969), la doctrina Betancourt permanece vigente, aunque con mayor flexibilidad en su aplicación; como consecuencia del agravamiento de las tensiones con los sectores de izquierda a nivel nacional e internacional, el Gobierno de Leoni interrumpió las relaciones de Venezuela con la Unión soviética, relaciones que databan de 1945.



La política exterior del primer gobierno de Rafael Caldera (1969-1974)


  Se estableció un criterio más amplio y realista de pluralismo ideológico, que permitió darle un nuevo impulsó a las relaciones exteriores del país.

   El nuevo principio rector de la política internacional practicada durante dicho gobierno estuvo orientado básicamente al mejoramiento de las relaciones Norte-Sur, a la vez que se fundamentó en los postulados teóricos del desarrollo de la humanidad, que suponía la redefinición de la economía mundial sobre criterios de mayor justicia y equidad.

    Se basó en la promoción de la unidad latinoamericana y el nacionalismo democrático, promulgando a la vez la defensa de la soberanía sobre los recursos naturales de las naciones del Tercer Mundo, para asegurar que el producto de su explotación fuese destinado a su propio desarrollo.

   Se establecieron relaciones diplomáticas con países de las más variadas inclinaciones ideológicas.

   Se centró en la búsqueda de una solución a la controversia limítrofe mantenida con las Repúblicas de Colombia y Guyana.


La política exterior del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979)


    Desde el punto de vista institucional se fortalecieron las relaciones con los países miembros de la OPEP y se declaró abiertamente la importancia de la riqueza petrolera como herramienta para establecer un nuevo orden económico internacional que permitiera el desarrollo de las naciones del Tercer Mundo.

  Se restablecieron las relaciones diplomáticas con Cuba en 1974.

   Como nota negativa se destacó un incidente diplomático que causó la suspensión de relaciones con Uruguay en 1976.

     El diálogo Norte-Sur fue parcialmente sustituido por el entendimiento Sur-Sur. Con este fin, el presidente Pérez visitó gran número de países, entre los que se encuentran: Perú (1974), Colombia (1975, 1977 y 1978), México (1975), Panamá (1975 y1978), Argelia (1975), República Dominicana (1976 y 1977), Brasil (1977), Reino de Arabia Saudita (1977), Irak (1977) Irán. Visitó además España (1976), la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

(1976), Italia (1976), Gran Bretaña (1976) y la Santa Sede, siendo el primer mandatario venezolano que lo hizo (1976).


La política exterior del gobierno de Luis Herrera Campin (1979-1984)


• Se adicionó a la base doctrinal un nuevo principio: el de la institucionalización de la libertad y la democracia.

    Un cambio circunstancial de orientación fue evidente durante la guerra de las Malvinas, en 1982, cuando Venezuela ofreció su apoyo ab-soluto a la dictadura militar que gobernaba para ese momento en Argentina.

  En relación a la política de fronteras, el gobierno se vio en la obligación de sortear el problema de la delimitación marítima con Colombia, y la reclamación del Esequibo.

   En el plano diplomático, Herrera Campins visitó Costa Rica (1980), Honduras (1980 y 1982), México (1981), Nicaragua (1980 y 1982), Colombia (1983) y la República Federativa de Yugoslavia (1983).


La política exterior del gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989)


    La grave crisis económica originada en 1983 como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, unida a una fuerte devaluación del Bolívar en relación al Dólar, llevó al gobierno de Jaime Lusinchi a dejar en segundo plano el desarrollo de una política exterior estructural, por lo que la desarrollada fue coyuntural.

  Se intensificaron los viajes de las misiones económicas que buscaban un acuerdo de refinanciamiento de la deuda con la banca acreedora internacional.

  Las relaciones con Uruguay se reanudaron en 1985.

   Las relaciones con Colombia alcanzaron un punto crítico en agosto de l987, a raíz del incidente causado por la corbeta “Caldas” al penetrar en aguas del golfo de Venezuela.

  Jaime Lusinchi visitó distintos países como Colombia (1986), Trinidad y Tobago (1986), España (1986), Portugal (1986), México (1987), Guyana (1987) y Brasil (1988).


La política exterior de Venezuela desde 1989 al 1993


   Carlos Andrés Pérez asumió nuevamente la presidencia del país en 1989, reorientando la política exterior venezolana de acuerdo con el nuevo orden político mundial establecido tras el final de la Guerra Fría.

   Pérez emprendió una serie de visitas oficiales a distintos países, como Estados Unidos, Hungría, Bolivia, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Colombia, Chile, Brasil, España, Francia, la República Federal de Alemania.

  La política exterior de Pérez no pudo desarrollar el enfoque de la integración latinoamericana, el fortalecimiento de la diplomacia comercial, la cooperación Sur-Sur, y el diálogo Norte-Sur.

A Ramón J. Velásquez correspondió la difícil tarea de dar marcha al proceso de recuperación de la confianza internacional en las instituciones venezolanas. Durante el lapso comprendido entre 1989 y 1993 fueron reconocidas las ex repúblicas que conformaban la U.R.S.S. (Estonia, Letonia, Lituania, la Federación de Rusia, y la Comunidad de Estados Independientes), así como las nuevas repúblicas de Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, República Checa, Re-pública Eslovaca, y se establecieron relaciones diplomáticas con la República Socialista de Vietnam (1989), Namibia (1990), Eslovenia (1991), así como con las ya mencionadas ex repúblicas socialistas.


El segundo período de gobierno de Caldera (1994 - 1999):


Los esfuerzos diplomáticos se concentraron en la consecución de acuerdos con distintos organismos económicos internacionales, en especial con el Fondo Monetario Internacional y con el Banco Mundial.

En materia ideológica, la política exterior del segundo gobierno de Caldera promovió el establecimiento de un nuevo orden internacional multipolar, así como en la constitución de un espacio económico integrado para toda América.


La política exterior de Venezuela desde 1999


La nueva política exterior está fundamentada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, cuyos objetivos centrales son:

   Estimular la democratización de la sociedad internacional, con el fin de alentar la acción concertada de los países en desarrollo, al igual que la solidaridad y la cooperación entre los distintos actores del sistema internacional.

    Promover la integración latinoamericana y caribeña, para afrontar con mayor empuje las desigualdades sociales y los profundos niveles de pobreza que afectan a los países de la región.

     Consolidar y diversificar las relaciones internacionales, robusteciendo la cooperación Sur-Sur y ampliando las relaciones con otras regiones y países.

  Fortalecer el posicionamiento de Venezuela en la economía internacional.

Al mismo tiempo, la participación de Venezuela en mecanismos de cooperación ten-dientes a la articulación de esfuerzos entre los países menos desarrollados como el Grupo de Río, el Movimiento de Países No Alineados, el Grupo de los 77 y el Grupo de los 15, ha dado un gran impulso a fin de conseguir las metas de la política exterior venezolana.

• La política Exterior del actual gobierno ha sido tremendamente activa y en ocasiones, no libre de polémicas; en el afán por ayudar a la concreción de un orden económico multipolar, se han sostenido reuniones y tratados con gobiernos de los cinco continentes, destacando el establecimiento de fuertes vínculos políticos y comerciales con los miembros de la OPEP, además de países como China, Brasil, Cuba y Argentina; de forma paradójica, a medida que las relaciones comerciales con los Estados Unidos han ido en aumento, ha crecido también el enfrentamiento político entre los gobiernos de Estados Unidos y el nuestro.




VENEZUELA  Y  SU ACTUAL POLÍTICA  EXTERIOR


Al analizar el rol actual de la política exterior venezolana, los futuros especialistas en mercadeo del Área de Postgrado de Faces de la Universidad de Carabobo, consideran que es determinante el evaluar las acciones del actual Gobierno del Presidente Hugo Chávez en busca de aperturas, acuerdos a través de su política exterior de tal forma que ayude al país a salir de su depresión económica, inestabilidad, turbulencia que presenta.

Al respecto una participante Varinia Dugarte señala, que consideremos que el comercio entre las naciones es un factor de progreso, no sólo en el orden económico, sino también en lo social y cultural. Junto con las mercancías se mueven las personas, se comunican, se propagan la ideas, los modos de pensar y de vivir, cualquier innovación productiva y tecnológica y las informaciones diversas sobre lo que ocurre en cualquier parte del mundo.

La nueva visión del entorno mundial caracterizado por la evolución hacia el establecimiento de una sociedad internacional cada vez mas estructurada en donde el interés comunitario priva sobre los intereses individuales de los estados, puede ser, una oportunidad para que las autoridades de los países diseñen estrategias diplomáticas coherentes. En este sentido, los gobiernos de las distintas naciones del mundo y en el caso particular de Venezuela, con el objeto de mantener excelentes relaciones comerciales, deben adoptar adecuadas políticas de comercio exterior que les permitan mantener un buen funcionamiento de su servicio exterior y de esta forma, oxigenar al país con relación a los compromisos internacionales.

La política exterior de Venezuela ha supuesto cambios de gran avance, señala Dugarte, observamos como las relaciones internacionales han tenido un carácter prioritario con Colombia, la Comunidad Andina, el Brasil, Caribe y Centroamérica, y los estados del MERCOSUR; con la República Federativa de Guyana ha poseído un carácter de cooperación y solidaridad. Con Norte América, la Unión Europea y Asia, ha supuesto un carácter altamente estratégico. El esfuerzo fundamental de la política exterior del gobierno es el de la adecuada inserción de Venezuela en la comunidad internacional como un actor autónomo e independiente, capaz de promover sus intereses nacionales.

El ministerio de Relaciones Exteriores se ha propuesto redimensionar la política exterior de Venezuela, acorde con los cambios políticos, jurídicos y de poder que se suscitan en el país y frente a los que dicta una dinámica mundial globalizada. Con el fin de atender a estos desafíos la política externa venezolana ha buscado ser más audaz y no ocuparse solamente de lineamientos políticos y protocolares, sino que esté adscrita a un esquema más realista, que sin dejar de cumplir con la naturaleza de esas funciones, le permita a Venezuela responder con propiedad a sus intereses políticos y económicos y aferrarse a un espacio más digno en el actual contexto internacional.

En este sentido, es fundamental para la política exterior venezolana los procesos de integración en Latinoamérica y el Caribe, con miras a la constitución de un solo bloque regional que consolide la Unión Latinoamericana; ya el programa de gobierno actual tiene como eje axial el fortalecimiento de la soberanía en pro de la integración multipolar.

Demostración de ese interés ha sido la participación constante del gobierno venezolano en las distintas reuniones que se llevan a cabo entre los países miembros de los distintos bloques de integración. El pre-sidente de la república aboga por una mayor integración regional y sostiene que los países en desarrollo deben trabajar unidos para salir de las crisis que afrontan.

Con la mira en la integración regional, Venezuela ha dado importantes pasos en materia bilateral que están arando el camino para la cristalización de importantes proyectos de cooperación. Entre los más resaltantes se pueden mencionar:

   Los acuerdos efectuados con Guyana referentes a la suscripción de un tratado de cooperación ambiental, que permitirá la colaboración mutua para la protección de la selva en la frontera así como un acuerdo que establece la creación de un Consejo Binacional Empresarial.

   El acuerdo con los Estados Unidos de América para evitar la doble tributación, tras un efectivo impulso en las negociaciones, efectuado por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

  Las relaciones con Colombia continúan en el primer plano del interés nacional y no obstante algunos escollos que han logrado subsanarse, a razón de buenos entendidos, se destaca la voluntad de ambas partes en la consecución de acuerdos en materia limítrofe, económica y comercial. Parte de la política emprendida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, en cuanto a Colombia, incluye un aspecto de gran relevancia, como lo es el de sacar el tema del Golfo de la agenda colombo-venezolana.

  Animado por la necesidad de entendimiento y de paz en la región, la Cancillería adversa totalmente el bloqueo a Cuba, ya que en lugar de mejorar la situación en la isla la empeora. En ese sentido, Venezuela se ha ofrecido a ser factor para limar asperezas y alcanzar acuerdos, con miras al bienestar de los cubanos.

  El gobierno iraní anunció negociaciones con el gobierno venezolano, para la firma de un acuerdo de triangulación del suministro del crudo para que cada país abastezca a sus respectivos clientes en Europa y América Latina, con la consecuente reducción de gastos de transporte.

Nos agrega Dugarte, que aún cuando para el gobierno, la política de comercio exterior ha tenido como objetivo promover, facilitar y consolidar la inserción de Venezuela en la economía internacional y así propiciar el desarrollo de la economía nacional. De esta forma, ha tratado de profundizar la relación económica y política latinoamericana y de promover en el área de su competencia acuerdos para la integración de la Comunidad Andina y el MERCOSUR. Se ha profundizado la política de cooperación fronteriza y comercial con el Gobierno del Brasil. La Cancillería ha favorecido escenarios de encuentros entre países demandantes y oferentes de energía. El gobierno ha desarrollado una participación activa en la Cumbre Hemisférica, el Grupo de Río, el Grupo de los Tres (Colombia, México y Venezuela), el Grupo Latinoamericano de las Naciones Unidas, en las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y Gobierno, en el Movimiento de los No Alineados y en la Organización Mundial de Comercio.

Una de las principales debilidades es que el actual programa de gobierno se plantea la exigencia de crear un polo alternativo de poder que desplace la hegemonía estadounidense lo que implica cambios importantes en el sistema internacional prevaleciente y una confrontación constante.




jueves, 20 de junio de 2013


Modelos del proceso de la comunicación

Donde quiera que la comunicación se produzca es posible reducirla, o al menos eso han pensado los que se han aventurado en la construcción de modelos, a unos componentes básicos que, modificados sustancialmente o no, siempre van a estar presentes. Es necesario aclarar primero que tales modificaciones surgen de la concepción de comunicación de la que se parta; como transmisión de información, como medios de comunicación social, como acto de significación, como procesos lingüísticos…

De manera muy general se puede afirmar que la comunicación es un proceso mediante el cual se transmite información a un destino. Podríamos hablar entonces de comunicación como trasvase de información de una máquina a otra. Basta con que, desde una fuente de información, un transmisor pueda emitir una señal a través de un canal a un receptor que la reconvierta en un mensaje decodificable para un destinatario mediante un código.

Veamos el Modelo matemático de la comunicación de Claude Elwood Shannon de 1948:



La propuesta de Shannon dejó huella en los estudios de la comunicación. Fue hecha desde la ingeniería de las comunicaciones y es fundadora de lo que se conoce como Teoría matemática de la comunicación o Teoría de la información, tendencia de profunda significación para los planteamientos posteriores. En este planteamiento lo central es la eficacia de la transmisión de mensajes y la noción de comunicación de la que se parte ha sido expuesta por Warren Weaver (en Smith, 1981:20) como “los modos mediante los cuales un mecanismo afecta a otro mecanismo”.

Este modelo, mejor conocido como el Modelo de Shannon y Weaver, debe este nombre a la unión del de su creador y el de su divulgador y comentador, Warren Weaver. Surge en el contexto de las primeras indagaciones cibernéticas, y ha influenciado, como se verá, gran parte de los modelos posteriores al señalar los elementos y procedimientos básicos de la comunicación. Dicho modelo fue dado a conocer en un artículo en The Mathematical Theory of Communication, editado por la University Illinois Press.

Este modelo contiene los siguientes elementos: fuente de información, mensaje, transmisor, señal, fuente de ruido, receptor, destino. Pero la presencia del mensaje y la posibilidad de que sea transmitido suponen otros dos elementos: canal y código. Este modelo puede ejemplificar la comunicación entre dos máquinas. Partamos de aquí, y ahora veamos en qué consiste cada uno de estos elementos, cómo funciona el proceso y en qué medida se modifica cuando involucra seres humanos.

Los elementos del Modelo de Shannon y Weaver

Fuente de información
Una fuente de información es la que genera el mensaje al escoger, de un conjunto de datos, aquel que se desea transmitir. La fuente opera con información. Weaver (en Smith, 1981:25) entiende como información “la medida de la libre elección de un mensaje”.
Por oposición al transmisor la fuente es conocida también como emisor. Cuando la fuente elige un dato de un universo de información, cuando selecciona un acontecimiento de un conjunto de acontecimientos comunicables, lo que escoge es una unidad de información. En términos lingüísticos un fonema (unidad mínima de sonido articulado) podría ser el equivalente de una unidad de información, ya que es una unidad distintiva mínima dentro del sistema de la lengua y mediante la combinación de ellas se pueden estructurar enunciados.

Mensaje
El mensaje en esta teoría es el dato o conjunto de datos a transmitir. El mensaje surge de la selección de posibilidades en un conjunto de combinaciones simbólicas posibles. Un semáforo, según tiempos estipulados, emite alternativamente mensajes seleccionados en cada caso. El mensaje se compone de un número específico de unidades de información seleccionadas.

Transmisor
El transmisor es el que codifica el mensaje en un sistema de señales adecuadas para ser transmitidas por un determinado canal.

Señal
La señal se considera un signo o un símbolo de un sistema convencional de codificación como, por ejemplo, la luz de un semáforo.

Fuente de ruido
Según este modelo es en el canal donde existe mayor riesgo de que una fuente de ruido incida. El ruido es la interferencia que puede distorsionar una señal modificando la forma del mensaje que se desea transmitir. Para disminuir la posibilidad de ruido se recurre a la redundancia del código, es decir, a la posibilidad de que éste multiplique el número de señales para un único mensaje, situación que si bien reduce la cantidad de información, también aumenta la probabilidad de que el mensaje transmitido sea específicamente el recibido.

Receptor
Es el que recibe la señal y la convierte al código original del mensaje para que sea percibido por el destino.

Destino
El destino es el ente al que va dirigido el mensaje.

Código
El código es un conjunto simbólico de unidades limitadas en número y en cuanto a reglas de combinación pero que puede producir infinitas estructuras. Una lengua es un código cuyas unidades, combinadas según especificaciones convencionales puede, potencialmente, producir infinitos enunciados. La presencia del código en la comunicación reduce considerablemente las posibilidades aceptables de mensajes transmisibles, de manera que aumenta la eficacia del proceso.

Canal
El canal es el medio por el cual transita una señal desde el transmisor al receptor.


Explicación del Modelo de Shannon y Weaver

Una fuente de información selecciona de un conjunto de hechos comunicables aquel que se quiere transmitir; esto es lo que se entiende por información en este modelo. La información no coincide con la noción de significado, sino que es una unidad elegida de una totalidad comunicable. A continuación la hace llegar al transmisor, el cual opera sobre ella y la convierte en una señal física, es decir, transmisible y percibible por el receptor. Al verter la información en un código, aplica un conjunto de reglas prefijadas por un sistema común al receptor, que reconvierte la señal al código original del mensaje, el cual es recibido por el destino, es decir, aquel a quien va dirigido el mensaje o información codificada. Pero para llegar al destinatario la señal debe circular por algún medio físico, éste es el canal y es en él donde puede haber incidencia de ruido. Es posible que en la circulación desaparezcan o se distorsionen elementos originalmente transmitidos por la fuente, o se añadan otros.

Pongamos, por ejemplo, el caso de la radio. Un locutor selecciona la información y emite un mensaje por un aparato transmisor, un micrófono. Éste transforma el mensaje en una señal de ondas que viajan al aparato receptor desde el cual el radioescucha o destino lo recibe transformado nuevamente en lenguaje articulado.

Este proceso es básicamente igual cuando dejamos atrás la mediación de las máquinas y ponemos seres humanos en los extremos del modelo. Básicamente igual, pero no más simple.

Un modelo elemental de comunicación humana lo tenemos en dos sujetos que sostienen un intercambio oral. En este caso un hablante emite un enunciado, es decir, una secuencia de palabras con sentido. Aquí la fuente y el transmisor coinciden en el hablante, quien codifica un mensaje al realizar el acto lingüístico. Organiza la información según las reglas de un código (lengua) que sea común al destinatario para que la comunicación se realice con éxito. Para transmitir la información utiliza un código de signos sonoros que viajan en ondas por el aire (canal) hasta el aparato receptor (oído) del destinatario, quien decodifica el mensaje, pudiendo emitir una respuesta, lo cual se conoce como retroalimentación del proceso.

Como hemos visto, la comunicación es, básicamente, un proceso de interacción e intercambio de mensajes. Su estudio ha sido abordado desde muy distintas perspectivas disciplinarias. De la comunicación se han ocupado la teoría de la comunicación, la ingeniería de comunicaciones, la etnografía de la comunicación, la etnolingüística, la sociolingüística, la semiótica, la pragmática, la psicolingüística, la didáctica de la lengua, entre muchas otras disciplinas.

Los primeros estudios modernos sobre la comunicación surgieron en los años veinte y treinta y tenían en común la preocupación por los medios como influenciadores sociales. El contexto científico de la época, marcado por el auge del conductismo, propiciaba la concepción de este fenómeno dentro de un esquema de estímulo-respuesta, que parecía poder resolver distintas incógnitas de la conducta humana. Ya en 1948 se publica el modelo conocido como la Fórmula de Lasswell, creada por Harold D. Lasswell en el contexto de la psicología política y que afianza los estudios de los medios de comunicación de masas. El acto de comunicación en este modelo es unidireccional y se centra en las preguntas “¿Quién dice qué, en qué canal, a quién y con qué efecto?” (Rodrigo, 1989:39).

Esta fórmula plantea el análisis de distintos ámbitos en la comunicación de masas: medios de control de la información, contenido de los mensajes, medios de comunicación, audiencia y efectos. La concepción de la comunicación social presente en este modelo es la del poder que puede ejercer aquel que tiene el control de la información, mientras que la participación de la sociedad como destinatario es absolutamente pasiva y se limita a sufrir los efectos, postura que está en consonancia con el contexto de conocimiento de la época.

Por otra parte, en 1954, después de la decisiva intervención de Shannon que ya hemos comentado, Wilbur Schramm, un importante representante de la Mass Communication Research y recopilador de los estudios de los fundadores de tales estudios, da a conocer una serie de modelos que tratan de explicar los efectos de los medios de comunicación en los destinatarios de manera esencialmente distinta a la de Lasswell, empezando por reconocer a la sociedad como posible emisor que afecta a los productores y controladores de la información.

Asimismo, en 1963, Gerhard Maletzke expone un modelo que entiende el proceso de la comunicación desde la psicología como un sistema de interacción de factores que concurren activamente en el proceso hasta hacerlo sumamente complejo.

El interés por el estudio de la comunicación como fenómeno social en el presente sigue teniendo notable fuerza, sobre todo a la luz de los diferentes desarrollos tecnológicos que median. Si bien hemos reseñado algunos de los aportes definitivos para la comprensión del tema, esto no indica que las propuestas acaban aquí sino que hemos querido ilustrar por lo menos una parte mínima del más importante desarrollo de tales investigaciones. Incluiremos aún, como planteamiento reciente y por parecemos sintetizador de muchos aportes, la propuesta de Miguel Rodrigo Alsina (1989) con su Modelo sociosemiótico de la comunicación, en el cual integra postulados de la semiótica, nociones de los estudios culturales y la pragmática. Su modelo relaciona los aspectos de la producción, circulación y consumo de bienes de información y en él todos los factores son modificadores activos del sistema. En cuanto a las exploraciones exclusivamente lingüísticas sobre el tema, inmediatamente las comentaremos.

En 1960, paralelamente a los estudios de la información, uno de los integrantes del Círculo Lingüístico de Praga, Roman Jakobson, da a conocer un modelo de comunicación que da cuenta de la lengua como sistema funcional producto de la actividad humana. Para Jakobson, y para los exponentes de la tendencia funcionalista, los propósitos esenciales de la lengua son la comunicación y la expresión. Nos presenta la comunicación como un proceso dinámico desde el cual emanan, según la construcción del mensaje, las funciones lingüísticas. El valor de este aporte reside en haber mostrado la lengua como el sistema semiótico primordial que sitúa, a diferencia de la teoría de la información, a la comunicación como un procedimiento significante.

Agregaremos en lo siguiente sólo una propuesta más: la que recoge los aportes de la pragmática lingüística. Es la de María Victoria Escandell Vidal (1993), quien, en su modelo, concibe la comunicación lingüística como acciones realizadas por seres humanos en contextos reales y documenta la multiplicidad y dinámica de todo cuanto ocurre durante el proceso.

Cuando se habla de comunicación los distintos exponentes están de acuerdo en algo: la comunicación es un proceso (fenómeno actualizado en fases) que involucra, por lo menos, cuatro componentes básicos: un emisor, un mensaje, un canal y un receptor. Los cambios terminológicos y la mayor o menor explicitud de estos elementos y sus relaciones responden a la visión disciplinaria. Hay que apuntar también que la selección de los modelos que se explicarán en la siguiente parte es producto de la necesidad de ilustrar el desarrollo de los estudios en el tema y de las posibilidades de comprensión del fenómeno que los ejemplos ofrecen.

Algunos modelos del proceso de la comunicación

Se explicarán ahora algunos de los modelos reseñados anteriormente, lo cuales constituyen una mínima muestra de los numerosos modelos que ofrecen los estudios sobre el tema. Para ello haremos en cada uno una pequeña introducción informativa, luego expondremos el modelo, posteriormente describiremos los elementos que lo integran y, por último, se incluirá una explicación del proceso. Necesariamente recurriremos al resumen y, en muchos casos a la simplificación o la generalización, así como se aclararán en el momento oportuno los aspectos desconocidos. El orden de aparición de los modelos no siempre sigue el criterio cronológico, sino, más bien, metodológico: primero, los de comunicación de masas y, luego, los de comunicación lingüística, puesto que las reflexiones posteriores se centrarán en ella.

Modelo psicológico de la comunicación social de Gerhard Maletzke, 1963.

Gerhard Maletzke considera que los estudios de la comunicación social son parte de la psicología social. Según este autor la comunicación se trata de un proceso complejo que se consuma socialmente mediante relaciones e influencias de los elementos que participan en ella. Gran parte de estos elementos son inmateriales pues constituyen relaciones o procesos psicológicos en y entre factores físicos. Maletzke establece seis relaciones relevantes para la comprensión del modelo: entre comunicador y mensaje, entre el comunicador y el medio, entre el comunicador y el receptor, entre el mensaje y el medio, entre el receptor y el mensaje y, por último, entre el receptor y el medio.

El concepto de comunicación que sirve de base al modelo es el de comunicación social: “...forma de comunicación en la cual los mensajes son transmitidos públicamente... por medios técnicos de comunicación... indirectamente... y unilateralmente... a un público disperso o colectividad” (Maletzke 1976: 43).

El modelo de Maletzke fue dado a conocer en Psicología de la comunicación, libro del cual existe una edición en español de 1976. En nuestra exposición, vista la complejidad y extensión del modelo, acudiremos al resumen y a cierta simplificación.



Los elementos del Modelo de Maletzke

Comunicador
El comunicador es el individuo que transmite el mensaje a un público receptor. El rol que desempeña está condicionado por una serie de factores que van desde la imagen que éste tiene de sí mismo como agente del proceso (su personalidad, intenciones explícitas e implícitas) pasan por la selección temática según la imagen del receptor en el comunicador, las presiones que ejercen el programa y el tipo de mensaje, las características técnicas del medio, hasta las relaciones sociales en las que se inserta y la compulsión del público, que regula su papel de acuerdo a una imagen que tiene del comunicador. Todo ello afecta la producción, configuración y difusión de los mensajes. El comunicador orienta su forma de presentación del mensaje dependiendo de las supuestas características de la audiencia. Por otra parte, el público identifica al medio en su persona y establece con él conexiones afectivas de aceptación, rechazo e, incluso, idealización.

Mensaje
El mensaje es una producción comunicable que se configura según presiones ejercidas por diversos factores: intenciones del comunicador, características técnicas del medio, conformación de la audiencia, tipo de programa en el que se inserta, orientación de propósitos (convencer, instruir, etc.), entre otros.

Medio de comunicación
Los medios de comunicación en este modelo se entienden como todos los medios técnicos de transmisión masiva de mensajes. Su papel en el proceso es sumamente importante, llegando a condicionar no sólo la forma de comunicar un mensaje, sino además la selección de los temas, el tratamiento que se les da a éstos, y qué conjunto de mensajes y en qué programas se transmiten. El medio de comunicación busca lograr un efecto y una vivencia en el receptor ofreciendo una imagen de sí mismo al público, el cual selecciona al medio según condiciones psicológicas y sociológicas y se hace una representación mental según su facultad imaginativa y la incidencia que los medios ejercen en ella.

Receptor
El receptor es un público disperso, es decir, una masa heterogénea sumamente compleja que se ve afectada por la información de los medios. En el modelo de Maletzke el receptor se hace una imagen del comunicador y los medios pero no llega a interactuar con ellos directamente, a excepción de contactos esporádicos. Su papel, en este sentido, se circunscribe a la decisión de elegir ciertos tipos de mensajes o demostrar su preferencia por ciertos medios al escoger en función de una oferta. Cada miembro del público se ve afectado por casi todas las contingencias que afectan al comunicador: personalidad, autoimagen, relaciones sociales, compulsiones... El público no debe entenderse como un conjunto de individualidades, sino como entidad integrada que puede ser homogénea o heterogénea. Los receptores establecen vínculos emocionales con el comunicador y los medios: identificación, simpatía, rechazo, idealización, proyección... Aunque también estas relaciones están en el orden de la realización de actividades significativas para el sujeto, sean estas intelectuales, afectivas, imaginativas o estéticas.

Explicación del Modelo psicológico de la comunicación social de Gerhard Maletzke

Cuando un mensaje es transmitido por un medio de comunicación social se operan en él distintas transformaciones orientadas a provocar un efecto, una vivencia, en el receptor. Un comunicador produce un mensaje a partir de una información base, configurándolo según ciertas determinaciones internas y externas y lo difunde a través de un medio. El comunicador, además, debe prestar atención al efecto que produce el mensaje al ser expuesto al público así como a las respuestas espontáneas que este efecto pueda originar. Los medios de comunicación, por su parte, adaptan el mensaje a sus características tecnológicas e intereses, que inciden en el público desde la percepción del mensaje a través de los órganos sensoriales, e inducen ciertos comportamientos. Pero el proceso no es mecánico, sino que los receptores son activos y capaces de seleccionar aquello que quieren que los afecte. Además, la oferta de los medios es lo suficientemente amplia para permitir la elección. Tal elección, sin embargo, no es arbitraria, sino que se ve condicionada por los factores inherentes a la individualidad (personalidad, por ejemplo) y a la circunstancia colectiva (sexo, clase social), además de la compulsión del medio que existe como presión externa al sujeto y le influye creando una imagen.

Modelo sociosemiótico de la comunicación de Miguel Rodrigo Alsina, 1989.

Miguel Rodrigo Alsina concibe la comunicación como un proceso sociosemiótico que se da en tres fases: producción, circulación y consumo. La producción de un mensaje en este modelo es un hecho social condicionado por factores económicos, políticos y culturales que inciden en las industrias comunicativas ajustando los discursos y penetrándolos con ideologías.

En cuanto a la circulación de los mensajes, contempla un ecosistema comunicativo en el cual interactúan los discursos producidos, se realiza la selección de los mensajes y se genera la mediación simbólica entre la sociedad y el estado.

El consumo de bienes de información, por su parte, es realizado por individuos que poseen hábitos y vivencias diferenciadas según los contextos psicológicos, económicos, culturales, entre otros.

Alsina integra en su modelo nociones de los Estudios culturales, la Semiótica y la Pragmática. En este sentido, presupone un lector detrás de todo discurso. En este modelo interviene un lector empírico social, es decir, un individuo real miembro de una estructura social. Este lector actúa en un contexto específico cuando consume bienes simbólicos. Sólo se describirán los elementos esenciales para la comprensión de las relaciones fundamentales del proceso. El modelo sociosemiótico de la comunicación fue desarrollado por este autor en el libro Los modelos de la comunicación (1995).

Los elementos del modelo de Miguel Rodrigo Alsina

FASE DE LA PRODUCCIÓN

Condiciones político-económicas
Las condiciones políticas y económicas de una sociedad implican el desarrollo de ciertas políticas de comunicación por lo general inducidas por los grupos hegemónicos. Estas políticas inciden en las industrias productoras de información, las cuales también pueden, mediante su influencia, modificarlas.

Industrias de la comunicación
Son las instituciones que generan los discursos de los medios de comunicación, configurándolos según ciertos programas con forma, contenido e intención. Sus características están muy relacionadas con los avances y tipos tecnológicos, además de las relaciones económicas internas, pues se trata de empresas. Por otra parte, en el seno de las industrias comunicativas existen también grupos de presión que imprimen su ideología a los mensajes generados, así como una lógica de las formas de producción comunicativa que aplica en dirección contraria homogeneizando los productos.



La organización productiva
La organización de una industria comunicativa desempeña una labor en la que destacan tres aspectos: la programación (selección de la información, tratamiento, relevancia adjudicada, espacio de transmisión), relaciones económicas (es un sistema empresarial que busca beneficios) y los condicionamientos tecnológicos propios del medio. Por supuesto, no dejan de tener importancia los factores circunstanciales, ya que una organización supone un equipo de trabajo cuyos miembros deciden en función de variables y contingencias no siempre controlables, lo cual implica una constante negociación técnica e ideológica. Las instituciones productoras generan sus discursos en la dinámica de una compleja red de relaciones sociosemióticas, así, por ejemplo, entre un acontecimiento y una noticia media una fuente. Si la fuente es un sujeto, éste apela a un discurso que es comunicado y luego reestructurado según ciertas políticas comunicativas, económicas y sociales del medio de difusión, que, además, determina la relevancia del acontecimiento dentro de un conjunto de acontecimientos comunicables. Es también importante el hecho de que las negociaciones dentro de una organización de este tipo tienen presente al receptor como una entidad que condiciona la producción del mensaje. Las organizaciones comunicativas, pues, inciden sustancialmente en las representaciones sociales de la realidad.

Productos comunicativos
Los productos comunicativos son la consecuencia de las operaciones sociosemióticas de la producción. Integran características técnicas y estrategias discursivas. Las características técnicas influyen en la selección de las informaciones por el medio y los receptores y dotan al mensaje de ciertos rasgos que dejan su impronta en el tipo de representación. Las estrategias discursivas, por su parte, se trazan considerando la imagen del comunicador que se quiere crear en el receptor para la aceptación del mensaje, las tipologías discursivas (programas informativos, recreativos, etcétera) codificadas según el medio y el modelo del destinatario que se tiene prefigurado según edad, sexo, gustos, intereses... Para la difusión de un producto comunicativo normalmente se tiene en cuenta la segmentación de las audiencias y esto orienta el mensaje. Se puede decir que la producción comunicativa establece modelos de discurso, enunciatario y destinatario.

FASE DE LA CIRCULACIÓN

La intervención tecnológica
Los discursos difundidos por los medios de comunicación social son intervenidos tecnológicamente. Los medios, pues, contribuyen a la forma en que construimos nuestras representaciones de la realidad. Los mensajes que recibimos por los medios son diferidos. Esta circunstancia produce un distanciamiento de los acontecimientos que tiene consecuencias psicológicas. El mensaje, manipulado por el medio, induce la toma de ciertas posturas ideológicas, además de crear necesidades y hábitos. Los factores distorsionadores del medio también inciden en la interpretación de los mensajes por los destinatarios y, a la inversa, la posibilidad de la manipulación técnica del medio por parte del destinatario influye en la continuidad y discontinuidad de los mensajes (en el fenómeno de zapping o en los medios interactivos, por ejemplo).

El ecosistema comunicativo
El ecosistema comunicativo es el ámbito de interacción de los discursos producidos. En él se realiza la selección de los mensajes y se produce la mediación simbólica entre la sociedad y el estado. Se trata de un mercado en el que se dan ofertas y demandas variadas en función de las diferencias tecnocomunicativas de los discursos y las políticas de las distintas industrias, por una parte, y, por otra, actúa una fuerza que tiende a la homogeneización impuesta por la lógica de producción, circulación y consumo. El ecosistema comunicativo es un espacio público denso y altamente competitivo, en él la novedad de las estrategias tiende a transformar rápidamente todo el ámbito.

FASE DEL CONSUMO

Situación precomunicativa
En la situación precomunicativa intervienen tres factores: contexto, circunstancia y competencia comunicativa. El contexto en el que se da una comunicación por medios es social y supone las variables económicas, políticas, culturales, individuales y colectivas de cada grupo social. De entre estas variables la cultura es muy importante para la interpretación del discurso de los medios, que es simbólico por excelencia. La circunstancia es la situación pública, grupal o individual que determina el uso de los medios y, por último, la competencia comunicativa, que es un término tomado de la Gramática Generativa Transformacional (2), comprende las capacidades de un individuo para utilizar los sistemas semióticos que socioculturalmente le ofrece su entorno. En la situación precomunicativa los usuarios de los medios realizan su selección para el consumo.

Interpretación
La interpretación es una operación mediante la cual un individuo dota de significado y sentido a un mensaje estructurado por signos de un código específico. Si bien en la interpretación existe un elemento de libertad para el destinatario, el mensaje también contiene de manera implícita y explícita las instrucciones para su comprensión.

Audiencias
En este modelo no se concibe a la audiencia como masa, por ello se habla de audiencias, en el sentido de una categoría de grupos sociales interactivos que usan productos comunicativos en función de intereses y necesidades particulares.

Efectos
La difusión de información por los medios de comunicación social produce efectos en las audiencias, éstos son de tres tipos: cognitivos, emocionales y conductuales. De ellos el último se incluye en el siguiente elemento: la reacción. En cuanto al primero, se refiere al conocimiento, aptitud que se ve favorecida en los individuos con acceso a los medios; a la relevancia para el usuario de ciertos temas que han sido destacados por los medios en una relación de causa-efecto y al silencio de los medios sobre ciertos aspectos de la vida social que propicia el acallamiento de la opinión pública. En lo tocante a los efectos emocionales, los medios de comunicación social influyen al establecer modelos de comportamiento emocional que pueden ser masivamente difundidos, actuando como un mecanismo de socialización secundaria para los individuos.

Reacción
La interacción con un medio de comunicación produce una reacción en el usuario, que, en este modelo, se concibe como una conducta manifiesta. Los efectos cognitivos y emocionales pueden dar origen a una reacción si se transforman en conductas. Las reacciones pueden ser de un individuo, de un grupo o de la opinión pública o institucional.

Explicación del Modelo sociosemiótico de la comunicación de Miguel Rodrigo Alsina

Un suceso, recogido por una fuente, ingresa, en la fase de producción, a una industria comunicativa asociada a un medio, digamos, un periódico. En este medio un equipo de trabajo genera un mensaje intervenido y regulado de diversas maneras en función de las condiciones socioeconómicas, las condiciones tecnocomunicativas, las estrategias discursivas, entre otros factores. En nuestro ejemplo el acontecimiento es una noticia, entonces la organización podría decidir que tiene mucha relevancia para las audiencias y, en consecuencia, determinar el tratamiento discursivo que se le dará (como convertirlo en un reportaje extenso con fotografías y entrevistas a personajes autorizados o prestigiosos) y el espacio y la ubicación que ocupará (atendiendo también a razones económicas se puede determinar aumentar el tiraje de la edición). Este mensaje, codificado de manera particular, es un producto comunicativo que entra en la fase de circulación dotado de las características que el medio le ha dado según el tipo de representación social que quiere lograr.

El mensaje, convertido en un producto comercializable, entra en la fase de circulación. Cuando el producto circula se interrelaciona y compite con otros discursos en el ecosistema comunicativo, interactúa con otros discursos producidos por otros medios o por medios semejantes. Ante un acontecimiento que provoca una crisis nacional, lo usual es que todos los medios le dediquen gran parte de su programa cotidiano, lo que en general se hace acudiendo a estrategias discursivas ya codificadas y que las audiencias pueden asimilar fácilmente. No obstante, paralelamente, la competencia ejerce una fuerza inversa que busca formas novedosas de presentación que estimulen la preferencia de los usuarios. Por eso se habla de competencia entre diversos productos y medios, pero también de que la lógica de la comunicación establece cierta uniformidad. En la fase de circulación se opera la selección de los mensajes por el usuario en una relación de oferta y demanda en la que es fundamental la intervención tecnológica, como dispositivo que modifica las representaciones sociales de la realidad(3).

Un usuario, o grupo de usuarios, en posición de interacción en el ecosistema selecciona un producto de un medio particular para su consumo. Esto implica activar un complejo sistema semiótico de interpretación, personal e interpersonal, que constituye el uso del producto según el contexto, la circunstancia y la competencia comunicativa, de modo que el usuario pone en diálogo los discursos que darán origen a las representaciones sociales. El consumo de un producto comunicativo produce un efecto cognitivo y emocional en el individuo o grupo y, por último, si este efecto ocasiona una conducta, hay una reacción.

Modelo de las funciones del lenguaje de Roman Jakobson, 1960.

En 1960 el lingüista Roman Jakobson, miembro del Círculo de Praga, publica un ensayo titulado «Lingüística y poética» en el que expone su modelo de la comunicación basado en los postulados funcionalistas. Este artículo aparece publicado por primera vez en la compilación Style in Languaje realizada por Thomas A. Sebeok para la MIT Press. Para el funcionalismo la lengua es un sistema funcional producto de la actividad humana y sus propósitos esenciales son la comunicación y la expresión. Jakobson nos presenta la comunicación como un proceso con propósitos determinados por un emisor poseedor de intenciones en cuanto a la recepción que quiere que se tenga de su mensaje. El mensaje comporta la jerarquía de un haz de funciones según la conformación que le ha dado su productor. Por ello, además de los elementos materiales presentes en el modelo, hay un conjunto de elementos inmateriales que se generan en el contacto del destinatario con el mensaje: las funciones. El modelo de Roman Jakobson recoge la propuesta realizada por Karl Bühler en 1933, en la cual proponía tres funciones del lenguaje en la comunicación: expresiva (mensaje enfocado en el destinador), conativa (con énfasis en el destinatario) y referencial (mensaje orientado al referente). Asimismo, remite al planteamiento realizado, bajo una perspectiva semiológica, en 1936 por Jean Mukarosvsky, quien le agrega la función estética (centrada en el mensaje) al modelo de Bühler. Jakobson, con este modelo, demuestra que la lengua es el sistema semiótico fundamental:

"El sistema semiótico primordial, básico, y más importante, es la lengua: la lengua es, a decir verdad, el fundamento de la cultura. Con relación a la lengua, los demás sistemas de signos no pasan de ser concomitantes o derivados. La lengua es el sistema principal de comunicación informativa". (1975:16).




Los elementos del modelo de Roman Jakobson

Elementos materiales:

Destinador
El destinador es un ser humano que ejecuta un acto lingüístico. Este destinador posee la intención y la capacidad de organizar la información en un mensaje a partir de las reglas de la lengua. El código del emisor debe ser, al menos parcialmente, común al del destinatario para que el mensaje pueda ser comprendido y la comunicación se realice con éxito.

Mensaje
El mensaje es una combinación de signos organizados en un enunciado, según las reglas del código de la lengua, con el propósito de ser emitido a un destinatario a través de un canal. La finalidad de esta emisión es que el mensaje sea decodificado por el destinatario, determinando así la comunicación como una relación social.

Destinatario
El destinatario es el sujeto a quien va dirigido el mensaje. Este sujeto se encarga de interpretar el mensaje según las reglas del código lingüístico, así como de determinar en la recepción la función predominante en el mensaje.

Código
El código se entiende en este modelo como una lengua. Un código de este tipo es de unidades limitadas en su número y en sus reglas de combinación. Estas reglas de combinación y funcionamiento son abstractas, y constituyen convenciones sociales necesarias para la comunicación de los miembros de un grupo. El uso del código supone el manejo de las reglas de la lengua en actos lingüísticos.

Contexto
Se entiende el contexto en este modelo como el conjunto de realidades físicas y culturales a las que se puede referir un mensaje.

Contacto
El contacto se refiere tanto al canal físico como a la conexión psicológica que hace posible la comunicación entre destinador y destinatario.

Elementos inmateriales:

El concepto de Función del Lenguaje según Jakobson

Se entiende como función lingüística en este modelo la relación que se establece, por una parte, entre el destinador y el mensaje y que es originada por la intención del emisor al construir un enunciado orientándolo hacia cualquiera de los elementos del proceso. Por otra parte, la función también se ve determinada en la recepción según la interpretación que hace el receptor. Jakobson distingue seis funciones según la orientación del mensaje:

Función emotiva
Se centra en la actitud del emisor al ejecutar un acto lingüístico. Eco (1972:160) señala que esta función también incluye la posibilidad del mensaje de provocar respuestas emotivas.

Función estética
Se da cuando el mensaje llama la atención sobre su propia estructuración, ya sea mediante su forma o a través de sus contenidos. Se dice que existe cuando el mensaje se torna autorreflexivo. También se le llama función poética.

Función conativa
El mensaje solicita la atención del destinatario, es decir apela a él, implícita o explícitamente. También se le conoce como función apelativa.

Función metalingüística
El mensaje en este caso interroga de alguna manera al código de la comunicación o tiene como objeto otro mensaje.

Función referencial
Se da cuando un mensaje privilegia la comunicación de realidades físicas o culturales. Estas pueden ser realidades que rodean la situación comunicativa o afirmaciones puramente intelectuales. Es la más común en la comunicación cotidiana y se le conoce también como denotativa o cognitiva.

Función fática
Llamada también de contacto, se presenta cuando el mensaje se orienta hacia la verificación del funcionamiento de los canales físicos y psicológicos de la comunicación.

Explicación del Modelo de Roman Jakobson

Un destinador codifica, según las reglas de una lengua particular (código), un mensaje para que sea recibido e interpretado por el sujeto destinatario. El mensaje codificado tiene un contexto, es decir, se refiere a algún asunto que constituye una realidad cultural o física presente o evocada por el mensaje. Es importante señalar que esto incluye realidades culturales, como productos de la ficción e, incluso, la falsedad. El mensaje es recibido por el destinatario gracias a la presencia de un contacto físico, que conduce el mensaje hasta los órganos receptores del destinatario, y de un contacto psicológico, que comprende la actitud de aceptación o rechazo del mensaje por parte del destinatario y la capacidad de comprensión del mensaje recibido.

Al tratar este modelo la comunicación verbal, incluye en él la comunicación oral y la comunicación escrita. A manera de ejemplo podemos, por ahora, intentar la descripción de una situación en la que dos personas sostienen una conversación: un destinador emite un enunciado con destino a otra persona. Este mensaje estará compuesto de palabras combinadas según las reglas de una lengua y tendrá una estructura determinada dependiendo del efecto que el destinador pretenda causar en el destinatario: podría ser una orden y estaríamos en presencia de la función apelativa; podría ser una precisión sobre un término o el comentario de una novela y estaríamos ante la función metalingüística; si se hablara del espacio físico en el que se realiza la comunicación estaríamos frente a la función referencial; si el mensaje fuera una rima se daría la función poética; si se tratara de un llamado sobre la atención del oyente se realizaría la función fática; o si, por último, el mensaje comprende la expresión emocional, o quiere causarla, estaríamos ante la función emotiva.

El mensaje, pues, se estructura con una intención y se transmite por un canal atendiendo a un contexto particular. Finalmente, conviene señalar que un mensaje comporta casi siempre más de una función. El dinamismo entre la producción y la interpretación viene dado por el establecimiento de jerarquías entre las funciones que pueden determinarse en un mensaje. Al respecto dice Jakobson (1975:17):

"...lo normal es que se dé un haz de funciones. Este haz no es una simple acumulación, sino una jerarquía de funciones, por lo que tiene mucha importancia saber cuál es la función primaria, y cuál la secundaria."

Modelo de análisis pragmático de la comunicación de María Victoria Escandell Vidal, 1993.

El modelo de María Victoria Escandell Vidal está desarrollado en su libro Introducción a la pragmática. Conviene señalar que el contexto en el que se produce es el de los estudios que se ocupan del uso del lenguaje, en el sentido de que tal uso es acción comunicativa. Al respecto precisa Graciela Reyes (1990:17): “La pragmática estudia el lenguaje en su función de comunicación, lo que equivale a decir que se ocupa de la relación entre el lenguaje y el hablante”.

Por otra parte, la misma Escandell (1993:7) define la pragmática como una disciplina que “...toma el lenguaje tal y como se manifiesta, es decir, inmerso en una situación comunicativa concreta”.

El modelo de Escandell recoge y desarrolla las aportaciones que en este campo han hecho algunos de sus más importantes representantes, incluyendo a fundadores como John. L. Austin, autor de Cómo hacer cosas con palabras (1962) y John Searle, autor de Actos de habla (1969). La presente propuesta parte de la necesidad de complementar los estudios tradicionales de la lengua con una visión dinámica de los hechos comunicativos concretos, lo cual impone la inclusión de elementos materiales y relacionales que iremos explicando en su momento.

Los elementos del modelo de María V. Escandell

Emisor
El emisor es un sujeto con intenciones, creencias y actitudes que produce una expresión lingüística, poniendo en práctica su facultad de habla. El habla en este modelo es la propiedad (física e intelectual) que hace posible la expresión lingüística oral o escrita, es decir, la condición que permite a un individuo convertirse en emisor. La situación de emisor tiene, por tanto, una limitación temporal marcada por la enunciación y la dinámica de intercambio, mediante la cual el destinatario pasa a ocupar el papel de emisor.



Destinatario
Por destinatario se entiende a una persona o grupo de personas con capacidad interpretativa y no meramente receptora, a quien o quienes va dirigido el mensaje. La condición de destinatario excluye a los oyentes fortuitos. Sólo se considera destinatario a aquél que incide en la estructuración del enunciado porque está presente en las miras del emisor.

Enunciado
Es la expresión lingüística que produce el emisor. Se considera una modificación del entorno, ya que todo enunciado es una alteración cuya forma es determinada por el código lingüístico (puede ser visual o auditiva en el caso de la escritura o la oralidad, respectivamente). Por otra parte, al tratarse este modelo de la comunicación lingüística, el enunciado no puede entenderse como mensaje, ya que este último es susceptible de ser codificado en cualquier tipo de código. La duración del enunciado es paralela a la condición de emisor y constituye una unidad discursiva, es decir, una secuencia lingüística concreta no coincidente con la oración o la frase, sino definida por la dinámica de la interacción de acuerdo con el contenido semántico, la intención, la adecuación y la efectividad comunicativa.

Entorno
El entorno son las condiciones espaciales y temporales de la situación comunicativa. Se entiende en este modelo como condiciones materiales y no culturales o psicológicas, las cuales forman parte del contexto de la información pragmática.

Información pragmática
La información pragmática puede entenderse como el conjunto de las creencias y conocimientos del emisor y el destinatario. Es un factor fundamental para la práctica de la comunicación, ya que incluye tanto habilidades comunicativas producto de la experiencia, como teorías y presupuestos que se formulan los sujetos interlocutores en una situación comunicativa concreta.

Intención
La intención es un elemento de relación que se da entre la información pragmática del emisor y el destinatario y su entorno. Dicha relación parte del acto voluntario de un hablante de asumir el papel de emisor con un propósito específico y depende de la habilidad de éste para producir un enunciado efectivo y adecuado dependiendo del entorno y las presuposiciones comunicativas que hace respecto al destinatario. La relación se completa con las operaciones pragmáticas de interpretación que, en sentido inverso, aplica el destinatario según su habilidad para descubrir las intenciones comunicativas explícitas e implícitas del emisor.

Significado e interpretación
El significado es la información codificada en la expresión lingüística y es determinado por las reglas del código. En cambio, la interpretación surge de las operaciones pragmáticas ejecutadas por el destinatario sobre el enunciado. Operaciones que implican el establecimiento de la relación entre significantes y significados (decodificación) y la información pragmática que permite recuperar la intención comunicativa del emisor. Se puede decir que la interpretación surge de la conexión que hace el destinatario entre el enunciado y la situación comunicativa al conjugar elementos verbales y extraverbales.

Distancia social
Uno de los factores que influye en la construcción de un enunciado es la distancia del emisor respecto del destinatario, en tanto que miembros de una estructura social. La distancia social puede establecer diferencias, por ejemplo, en cuanto a léxico, ejercicio de la cortesía o el poder en una interacción verbal.

Explicación del Modelo de María V. Escandell V.

Un hablante de una lengua produce un enunciado, una expresión lingüística con miras a ser transmitido a un sujeto particular destinatario del enunciado. En la producción del enunciado inciden una variada gama de factores como son la intención implícita o explícita según el propósito que se quiere lograr en la comunicación (puede que se quiera la acción del destinatario y se emita una orden, puede que sólo se quiera informar de un acontecimiento, o suplicar o prometer...), la información pragmática (del emisor pero también del destinatario, que pueden determinar un enuncia¬do más o menos explícito) o la distancia social que separa al emisor del destinatario. Por su parte, el destinatario decodifica el enunciado al tiempo que lo conecta con su información pragmática y la situación para reconstruir la intención del destinatario en la interpretación.

Si ponemos por caso dos sujetos que inician un intercambio verbal en los asientos contiguos de un cafetín, podremos visualizar de manera general el proceso. Si el sujeto A hace una pregunta al sujeto B del tipo «¿puede pasarme el azúcar, por favor?», sería totalmente inadecuado desde el punto de vista de las convenciones comunicativas que B respondiera con una negativa o preguntara para qué utilizaría el azúcar el sujeto A. Las normas de cortesía establecen que el individuo A pueda dirigir este enunciado al desconocido B. Enunciado que, de hecho, tiene como intención implícita del emisor ordenar una acción a B.

El entorno y la situación comunicativa que comparten los sujetos permiten este tipo de intercambio, cosa distinta sería si estas personas se encontraran en un ascensor. Asimismo el emisor pone en práctica su información pragmática para saber que este tipo de enunciado es adecuado en este contexto y que tiene un alto índice de probabilidades de que su enunciado sea interpretado correctamente gracias alas convenciones sociales. El emisor presupone, dado lo típico de la situación, que el destinatario podrá reconstruir su intención adecuadamente y entender el enunciado como una orden hecha de forma cortés a un igual. Por supuesto que la complejidad de las operaciones reseñadas anteriormente varía según la densidad de los enunciados y el tipo de código utilizado.

Notas:
(1) Material tomado de Adriana Cabrera y Neneka Pelayo. Lenguaje y Comunicación. Libros de El Nacional. Editorial CEC, Caracas, 2002.

(2) La Gramática Generativa Transformacional es una teoría lingüística de carácter innatista, en el sentido de creatividad del lenguaje. Su máximo representante, Noam Chomsky, sostiene, en general, que todo hablante posee una gramática de su lengua y es capaz de generar según su competencia, o capacidad de uso de su gramática, actuaciones lingüísticas infinitas.

(3) Cuando habla de representación social de la realidad se hace referencia a una construcción que, además de social, es, al mismo tiempo, individual. De la manera como nos representamos la realidad en este sentido, surgen los roles y las prácticas que asumimos en comunidad. La representación social de la realidad se construye intersubjetivamente a través de la comunicación y de la interrelación con los medios y los discur¬sos institucionalizados, y, de hecho, se erige en un discurso de múltiples instancias de enunciación más o menos coincidentes.